miércoles, 25 de mayo de 2016

Vidente

Una mujer acude a una vidente para que le vaticine sobre su futuro. La pitonisa empieza a echarle las cartas y, de pronto, sobresaltada, le dice:
- ¡Veo una desgracia en tu casa! ¡Tu marido va a morir en un terrible accidente!
Y la mujer le responde:
- ¡Eso ya lo sé! ¡Yo lo que quiero saber es si me va a pillar la policía!

En el urólogo

Un hombre acude al urólogo:
- Doctor, vengo a pedirle que me haga una vasectomía.
- ¡Es una decisión muy importante! ¿Le ha pedido opinión a su esposa e hijos?
- Sí, doctor, ya lo votamos y ganó el SÍ por 12 a 0.

En Lepe

Se está jugando una partida de cartas en el casino de Lepe cuando un hombre entra corriendo y le grita a uno de los jugadores:
- ¡Juan, corre a tu casa que tu mujer se está acostando con otro!
Juan se levanta corriendo y a los diez minutos vuelve y dice:
- ¡Coño, Paco, me habías asustado! ¡No es otro, es el mismo de siempre!

Dos amigos

- He ido a mirarme la tensión y la doctora me ha dicho que la tengo descompensada.
- ¿Cuál, la alta o la baja!
- ¡No, la gorda de la consulta 13! 

Al servicio de Su Majestad

- ¿Nombre?
- Bond, James Bond.
- Bien, Bond James Bond.
- No. James y Bond aparte.
- ¡Ah! James Bonaparte.
- ¡No. James Bond y ya!
- ¡Ah! James Bonilla.
- ¡Ponga 007!

Nueva experiencia

- Oye, Paco, en tu vida sexual, ¿has hecho alguna vez un trío?
- Pues no, pero no lo descarto, todo es cuestión de probar.
- ¡Pues anda corriendo para tu casa, que ya solo faltas tú!

Avería

- Aquí el servicio técnico de Jazztel, dígame.
- Les llamo porque no me funciona el router.
- A ver si podemos arreglarlo desde aquí. Dígame, por favor, qué luces tiene encendidas.
- Ahora mismo la del salón y la de la cocina.
- ¡Vale, déjelo!... Le enviaremos un técnico a su domicilio.

Peligroso número circense

   Llega un circo a la ciudad y el espectáculo incluía un domador de cocodrilos.
   Empieza la función y el domador su espectáculo. Se saca la polla y la coloca en la boca del cocodrilo.
   - ¡Bravo, bravo, bravo! - aplaude el público a rabiar.
   En eso pregunta el domador:
   - ¿Hay entre el público algún valiente que se atreva a hacer lo mismo?
   Y grita un mariquita:
   - ¡Yo, yo, yo!... ¡Ay, por Dios, permiso... permiso!
   El domador le pide que baje, y cuando llega a la pista dice todo emocionado:
   - ¡Ahhhh! ¡Qué nerviooosss! ¡Espero poder abrir la boca tanto como el cocodrilo!

Petición de mano

- ¡No piense que voy por su dinero!... ¡Estoy enamoradísimo de su hija y quiero casarme con ella!
- ¿Con cuál de las tres?
- ¡Ah... con cualquiera!