Llega un circo a la ciudad y el espectáculo incluía un domador de cocodrilos.
Empieza la función y el domador su espectáculo. Se saca la polla y la coloca en la boca del cocodrilo.
- ¡Bravo, bravo, bravo! - aplaude el público a rabiar.
En eso pregunta el domador:
- ¿Hay entre el público algún valiente que se atreva a hacer lo mismo?
Y grita un mariquita:
- ¡Yo, yo, yo!... ¡Ay, por Dios, permiso... permiso!
El domador le pide que baje, y cuando llega a la pista dice todo emocionado:
- ¡Ahhhh! ¡Qué nerviooosss! ¡Espero poder abrir la boca tanto como el cocodrilo!
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